miércoles, 31 de marzo de 2010

Revisionista de refranes

Pues me he hecho un blog. Ya solo me faltan 347.425 cosas que hacer en mi vida. Y además lo hago desde el aburrimiento que, si bien no es la forma más ética y formal de crearlo, estoy seguro de que la gran mayoría empiezan igual. Ni siquiera tengo pensado qué contar o de qué tratar, así que voy a contar lo que me dé la gana, que para eso es mi blog y me lo llevo cuando quiero. No, en serio, contaré cosas que me parezca que le pueden interesar a alguien, pero no siempre será a los mismos. ¡Qué pedante! Lo más probable es que no le interese a nadie...

Más que nada, me he animado a crearlo porque me apetece contar cosas sin tener que hacerlo de las dos maneras de las que se hace hoy en día: hacerte fan de un grupo en facebook o poner un vídeo o canción en tu muro. La primera roza últimamente el surrealismo, con los grupos que se siguen creando. La mitad de las veces te haces de uno de ellos para soltarle una indirecta a alguien, que para hacerte unas risas está bien, pero otras más que indirecta es una puya directa al hueco intercostal. Lo de poner un vídeo y tal (canción, letra...), pues está bien, pero creo que puede definir lo que quiero contar de una manera demasiado sutil. Tanto que sólo la entienda yo.

Para empezar, tenía pensado hacer una entrada cortita y fácil, para ir abriendo boca. Llevo desde ayer pensando en ella, porque no encontraba una dirección libre en blogger.com, todas las que tenía pensadas estaban pilladas, así que al final he modificado un poco y he encontrado mi hueco. Como he elegido esa dirección, he elegido ese título, así que la primera entrada tenía que ser esta.

Hace ya bastante tiempo, hablando en un foro que ya ni existirá con uno de los que pasaban por allí a menudo, me hizo ver la luz. Era lo que podríamos llamar un revisionista de refranes, lo que pasa es que intentaba revisar todos los posibles pero sacándoles la misma revisión. Me explico:

La mayoría de refranes se puede terminar con patada en los cojones.

Y bueno, no es la mayoría ni de cerca, pero un montón de ellos. ¿Ejemplos? Ahí van:

A quién madruga... patada en los cojones.
Quien a buen árbol se arrima... patada en los cojones.
Más vale pájaro en mano... que patada en los cojones.
En boca cerrada... patada en los cojones.
Más vale estar sólo... que patada en los cojones.
A cada cerdo le llega... su patada en los cojones.
En casa del herrero... patada en los cojones.
Al mal tiempo... patada en los cojones.
A palabras necias... patada en los cojones.

Y no pongo más porque esto es un ejemplo, pero la lista es larga. No todos funcionan, así que si das con varios seguidos en ese plan, recuerda la máxima: "Cría cuervos... y tendrás muchos".

Valga esta entrada tan chorra como inicio de este blog. Prometo enmendarme y hablar menos de gilipolleces. Mientras tanto, si se te ocurre algún refrán al que le vaya que ni pintada la patada, puedes dejarlo en comentarios.

¡Saludos!

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