jueves, 15 de abril de 2010

La empresa de mudanzas

Tener un grupo a veces se parece demasiado a tener una empresa de mudanzas. Cualquiera que forme parte de uno, seguro que entiende bien la frase anterior. Y es que es así, a veces pasas más tiempo cargando y descargando que tocando.

Un finde típico de bolo, lo normal sería esto: Llegas al local y cargas la rula. Conduces hasta tu destino. Descargas y montas. Tocas, desmontas y cargas la rula. Llegas hasta donde puedas dejar las cosas y descargas allí. Duermes, vuelves a cargar para llegar a tu siguiente destino para volver a descargar, tocar, cargar, descargar, dormir... Y al final vuelves a cargar para llegar al local y descargar todo para el próximo día.

Una de las mentiras del rock, de las que no recuerdo todas, es que siempre hay alguien que te ayuda a cargar. Más bien es al revés, porque siempre hay un borracho que se te pone a dar palique justo en la furgoneta y cada vez que vienes con algo le tienes que apartar. Tooodas las veces. Pero tampoco hay que tenérselo en cuenta (la mayoría de las veces).

Hay varios problemas además de la carga en sí, porque a veces te tienes que cruzar toda la sala varias veces con el equipo a cuestas, cuando está a reventar de gente y todos borrachos. O aún peor, tienes que cruzar la sala y luego bajar o subir escaleras. También puede ser que hayas tocado en el centro de cualquier ciudad, donde no puedes aparcar pero tampoco puedes dejar la furgo en doble fila, sino que directamente cortas el tráfico con todo el morro. El día que tocamos en la Taboo con La Taberna de Moe, me dí cuenta de que no es lo mismo parar el tráfico un momento durante el día, que hacerlo en una zona de marcha por la noche. El tío del coche de atrás me echó una mirada asesina hablándome en nosequé idioma, todo un sicario el tipo, cuando fui a pedirle un minuto de paciencia para cargar cuatro cosillas.

Pero además, aunque tengas espacio de sobra en la rula, porque no has tenido que llevar todo el equipo, lo tienes que cuadrar. Y es un puto tetris. Si lo cargas a lo loco, luego se va cayendo y dando golpes.

Para colmo, lo normal es cargar lo grande al principio, pero entre que las cosas grandes suelen estar debajo de otras (las pantallas de guitarra por ejemplo) y que debe haber una ley de Murphy sobre acordarse de esas cosas cuando ya has llevado otras más pequeñas, al final tienes todo en la calle y no has subido nada. Y por supuesto, cuando llegas con las cosas grandes, todas las pequeñas están en medio. ¿Para qué vas a tener la precaución de dejar un pasillo? Bueno, también hay que tener en cuenta el estado etílico cuando cargas después del bolo.

Pero para mí, el mayor problema es que necesitas descargarla para irte a dormir. Vamos, que no la vas a dejar petada de trastos por la noche en cualquier sitio y meterte en un hotel, o pensión o lo que sea. En veranito no hay problema, se acampa al lado y tan agusto, pero en invierno, dormir ahí cinco tipos no es nada cómodo. Dos o tres veces me ha tocado hacerlo con el grupo, una en Vigo (no pegué ojo) y otra en Logroño (que hacía un frío de tres pares). Entonces teníamos una con asientos reclinables y más o menos se podía hacer algo, ahora es imposible.

En Badajoz, una vez dormimos en casa de una familiar del bajista, y tuvimos que subir todos los trastos hasta el sexto (o el piso que fuera), en ascensor, claro. Otra vez nos dejaron unas escuelas para dormir, pero por no dejar la rula con todo el equipo, dos se montaron unos parasoles como pudieron y los demás en las escuelas. Ahí estábamos en el suelo, no os penséis que éramos los privilegiados.

Cómo de grandes tienen que ser las ganas de tocar para que cuando llegas después de un durísimo fin de semana, estés deseando que llegue el próximo bolo. Para mí que es cierto que los músicos estamos un poquito tarados.


3 comentarios:

  1. AMEN!!!

    Como ya hemos hablado alguna vez, lo de cargar es lo mejor del Rock & Roll...

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  2. Eso sirve para hacerte curriculum, siempre podrás trabajar en una empresa de mudanzas xD

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